El término plástico en su significación más
general, se aplica a las sustancias de similares estructuras que carecen de un
punto fijo de evaporación y poseen, durante un intervalo
de temperaturas, propiedades de elasticidad y flexibilidad que permiten
moldearlas y adaptarlas a diferentes formas y aplicaciones. Sin embargo, en
sentido concreto, nombra ciertos tipos de materiales sintéticos obtenidos
mediante fenómenos de polimerización o multiplicación semi-natural de
los átomos de carbono en las largas cadenas moleculares de compuestos orgánicos
derivados del petróleo y otras sustancias naturales.
El plástico
tiene numerosas aplicaciones; las principales son:
- Aplicaciones en el sector industrial: piezas de motores, aparatos eléctricos y electrónicos, carrocerías, aislantes eléctricos, etc.
- En construcción: tuberías, impermeabilizantes,
espumas aislantes de poliestireno, etc.
- Industrias de consumo y otras: envoltorios,
juguetes, envoltorios de juguetes, maletas, artículos deportivos, fibras
textiles, muebles, bolsas de basura, etc.
Sin embargo,
los desechos plásticos no son susceptibles de asimilarse de nuevo en la
naturaleza. Debido a esto, se ha establecido el reciclado
de tales productos de plástico, que ha consistido básicamente en recolectarlos,
limpiarlos, seleccionarlos por tipo de material y fundirlos de nuevo para usarlos
como materia prima adicional, alternativa o sustituta para el moldeado de otros
productos.
De esta
forma la humanidad ha encontrado una forma adecuada para evitar la contaminación
de productos que por su composición, materiales o componentes, no son fáciles
de desechar de forma convencional.
No obstante, aunque se intente reciclar, estos plásticos son utilizados en demasía, que al desecharse sin control, tras su utilización, han originado gigantescos basureros marinos, como la llamada «sopa de plástico», el mayor vertedero del mundo.